jueves, 5 de agosto de 2010

De Mayerling a Sarajevo

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La primera secuencia 'De Mayerling a Sarajevo' (1940) , de Max Ophuls, se abre con un plano sobre el blasón heráldico de los Hazsbrugo dibujado en el suelo del palacio del emperador austríaco Francisco Jose I, y la última secuencia se abre con parecido plano. En la primera secuencia la estancia es un hervidero de agitación; son los preparativos de la celebración del cumpleaños del emperador. En la última, sombría, soldados portan el féretro del heredero, su sobrino, el archiduque Francisco Fernando (John Lodge), asesinado junto a su esposa, Sophie Chotke o duquesa de Hohenberg (Edwige Feuilliere), en Sarajevo en 1914, el asesinato considerado detonante de la primera guerra mundial. En la primera secuencia la agitación tiene otras resonancias, las que la actitud del archiduque provoca en el emperador, ya que el primero no se ha mostrado remiso a declarar públicamente que está de acuerdo con las reclamaciones de independencia o que aboga por unos Estados Unidos austríacos; su actitud ante el emperador, que le reprende,es desafiante, instándole a que se 'desembarace de él, porque sabe que es lo que desea. Pero el emperador ante todo valora las formas, las apariencias, el Orden, y, a la par, que salen ambos a saludar a la multitud apostada ante el palacio, ordena que le destinen durante seis meses a inspeccionar las tropas del imperio austrohungaro (que era el segundo país más grande de Europa, tras Rusia, y que estaba conformado por los pueblos checos, bosnios, serbios, rumanos, eslovacos, croatas, entre otros; es decir muchos kilómetros para recorrer, y en los que 'perderse' para que el archiduque deje de dar 'problemas').
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Pero en uno de esas paradas se produce un encuentro imprevisto; el archiduque se enamora de una mujer checa, Sophie: Es elocuente que le atraiga su talante insurgente: en la lectura de ceremonia de bienvenida, Sophie va advirtiendo diversos detalles que indican que el archiduque se está aburriendo, e indignada interrumpe la lectura mucho antes de acabarla y abandona la sala; el padre de Sophie la insta a que le pida perdón, pero ella se resiste, y sorprendida se mostrará, cuando sea requerida por el archiduque, cuando éste sea el que la pida perdón. Dos detalles resaltan en esta bella secuencia: cómo se hace sentir que el tiempo pasa sin que ambos se den cuenta, embebidos en la atracción naciente entre ambos; Ophuls intercala un plano del padre paseándose nervioso en su estancia. Otro, cómo en varios encuadres sobre ellos, cobra relevancia la estatua del emperador. Premonitorio, porque se mostrará contrario a este romance, y esta lid entre los dos enamorados y el emperador concentrará el núcleo de buena parte de la película, en una sucesión de diversos escarcéos tácticos, de pulsos en los que ninguno quiere ceder, y en los que interviene la esposa del emperador, que apoya a los dos enamorados, y que concluirá con un consenso que es un punto intermedio: Aceptarla a ella, que no es de la clase deseable para ser la consorte, implicará que acepten que los hijos que tengan no puedan acceder como herederos al trono, entre otras concesiones, a las que ambos se pliegan porque su amor es más fuerte que las presiones del Poder (ese blasón que abre las secuencias iniciales y finales).
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Un logro si se considera lo que representa 'Mayerling' en el título, ya que es donde se suicido el hijo del emperador diez años atrás, cuando en su caso no consiguió que su padre cediera en aceptar a la mujer que amaba; las situaciones se repiten, y el Poder, l actitud imperial, que no acepta las otras voluntades, sigue inflexible, aunque algo ceda ahora. Hay que destacar el uso de espacios y acciones en esa sucesión de lide, desde un invernadero a un pulso entre tío y sobrino mientras disparan en una acción de caza. Hermosa es la secuencia en la que ya casados, no dejan subir las mismas escaleras a la consorte, instándola a que las vuelva a descender y acceda al teatro por escaleras secundarias. Sophie baja lentamente, seguida por un travelling, en un gesto que delata lo que soportan para lograr que su amor pueda mantenerse; pero el archiduque la llama desde arriba, y decide acompañarla, ambos abandonando el teatro. El último tramo de la obra, alrededor de doce años después, acaecerá en los días previos al asesinato. En este sentido hay que señalar otras resonancias en esta obra producida en 1940, cuando ya se estaba en plena segunda guerra mundial. La equiparación entre el III Reich y el imperio austrohungaro es manifiesta.

'De Mayerling a Sarajevo' (1940), es otra gran obra de Max Ophuls centrado en el enfrentamiento entre el amor y el poder, en la relación del archiduque, heredero del trono, con una mujer checa, y las resistencias del emperador a aceptar ese enlace, y en el que subyace un choque de ideas, el del imperio contra las ideas aperturistas del heredero, equiparándose además la actitud del emperador con la de Hitler, o las ansias de poder contra las ansias de arm

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