martes, 20 de julio de 2010
Robert Young, la mordaz bonhomía
Entre 1968 y 1973 este excelente actor a reivindicar, Robert Young, alcanzaría la popularidad gracias a la serie televisiva en la que interpretaba al médico protagonista 'Marcus Welby', al que asistía un joven James Brolin. Pero en la década de los 40 protagonizó, dando muestras de su talento en distintos registros, varias grandes obras. Aunque ya en los 30, en los que fue encasillado en papeles de joven bon vivant, mostró su talento interpretando a uno de los protagonistas de 'Agente secreto' (1936), de Alfred Hitchcock, descubriendo bajo la máscara de ese desapegado tipo de personaje un inquietante toque siniestro, en el que reincidiría, en la piel de un nazi, en la excepcional 'Tormenta mortal' (1940), de Frank Borzage, con quien trabajaría en otras dos bellas obras, 'Tres camaradas' (1938) y 'The shining hour' (1938). Con King Vidor protagonizaría dos de sus mejores obras, el excelente western 'Paso al noroeste' (1940), una vibrante narración sobre exploradores de territorios vírgenes cuando Estados Unidos aún era un país en formación, y 'Cenizas de amor' (1941). Con John Cromwell protagonizaría uno de los más hermosos melodramas románticos, con toque fantástico, de los 40, 'Su milagro de amor' (1945), y con Edward Dmytryk, crearía un memorable inspector de policía de ecuánime talante, en 'Encrucijada de odios' (1947). Sin olvidar sus personajes en el notable western de Fritz Lang, 'Espíritu de conquista', en el que volvía a dar muestras de su talento para el humor refinado e irónico, o en un melodrama criminal muy sugerente, 'Ellos no creerán en mi' (1947), de Irving Rapper. Y se hace necesario recuperar 'The searching wind' (1946), de William Dieterle, con guión de Lilian Helman como no hay que dejar de mencionar su secundario personaje en una de las menos conocidas obras de Howard Hawks, la excelente 'Vivamos hoy' (1933). Una de las obras más populares que protagonizó fue 'El fantasma de Canterville' (1944), de Jules Dassin, junto a Charles Laughton, una agradable comedia amable, una línea en la que incidiría en la popular comedia televisiva que le reportó éxito en los 50, 'Father knows best'.
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