domingo, 18 de julio de 2010
Concierto macabro
El impetuoso travelling que abre 'Concierto macabro' (1945), de John Brahm marca a fuego el devenir de esta sombría y turbadora obra entre el melodrama y el thriller, en el Londres de 1903, así como nos sumerge en las turbulencias que dominan al protagonista, el compositor Bone (Laird Cregar). La camara casi se precipita desde la calle hasta el interior de un establecimiento culminando en un primerisimo plano de un prestamista que está siendo asesinado. El autor del crimen es Bone, quien tras matarlo incendia el establecimiento, y vaga por las calles con expresión trastornada. Hasta que ya en su hogar se pregunta qué hace un cuchillo en su mano, y por qué tiene sangre en su sien,asustándose cuando oye a un vendedor de periódicos gritar la noticia de que se ha cometido un crimen. Y es que Bone padece lapsus mentales, una perdida de memoria, e ignora qué hace durante ese tiempo. Pero le preocupa y pide ayuda a un médico psicólogo de Scotland Yard, Middleton (George Sanders), solicitando él mismo que analicen esa sangre. Pero nada le inculpa.
Ironías: el consejo de Middleton es que procure distraerse, es el estress consecuencia de su dedicación a la música lo que determina que sufra esos lapsus (además, consecuente siendo músico, propiciados cuando escucha un estruendo sonoro). Decide asistir a un espectáculo en un pub y allí se queda admirado y prendado de la cantante,Netta (Linda Darnell), ofreciéndose a componer canciones para ella, sin saber que ella le está utilizando. Brahm crea una tensión narrativa eficazmente subterránea, enriquecido con detalles de corrosivas resonancias, como el hecho de que su calle esté en obras, llena de zanjas ( como su misma mente). El fuego es una presencia recurrente que hace cuerpo de esas llamas interiores: Aparte la secuencia inicial citada, la magnífica secuencia de la celebración del día de Guy Fawkes (el 5 de noviembre, en el que la gente quema unos fantoches en una pira para celebrar el fracaso de quien quiso hacer explotar el parlamento); entre la multitud, cubriendo con una máscara el rostro de su víctima, Bone asciende hasta lo alto de la pira para dejar el cadáver.
Y en la secuencia final, la noche de su concierto, ese que al principio señalan que puede ser su consagración, las llamas dominan el espacio mientras Bone sigue, solo, entregado a su música, ya preso de su trastorno, mientras, en esta ocasión, la cámara se aleja de él en otro impetuoso travelling.
'Concierto macabro' (Hangover square, 1945), es una excelente obra de John Brahm, quien el año anterior había dirigido también a Laird Cregar en 'Jack el destripador', guionizada también por Barre Lindon. Además, hay que citar la fabulosa fotografía de Joseph LaShelle, cuyos negros parecen que supuran tinieblas, la intensa música de Bernard Herrman. Un cineasta a redescubrir, autor, entre otras, de una esplendida obra como 'La huella de un recuerdo' (The locket, 1946),
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