sábado, 31 de julio de 2010
Bela Lugosi, el rostro siniestro
En el singular,y ahora notoriamente zarandeado por algunos, universo de Tim Burton, cómo no iba a ser parte integrante, aparte de Vincent Price o esa particular variante de 'Freaks' en 'Big fish', una figura como la de Bela Lugosi, prodigiosamente encarnado por Martin Landau, en una de las obras mayores de Burton, 'Ed Wood', que atesora algunos de los mejores momentos de su cine ( y de los más líricos). Este actor hungaro, de nombre Béla Ferenc Dezsõ Blaskó, que en algunas de sus primeras interpretaciones se hacía llamar también Arisztid Olt, es otro de los más peculiares iconos del cine terror, no sólo por su imagen, sus rasgos, que invitan a lo tenebroso, sino por su voz, tan marcada por su acento hungaro, como una letanía inquietante. Además, ya en sus primeros años, en Hungría, era un concienciado activista político (organizó el primer sindicato de actores cuando en 1918 cayó la monarquía hungara; aunque un año después cuando fue derrotado el partido de izquierdas emigró a Alemania). LLegó a Estados Unidos en 1923, y fue costoso el encontrar que le ofrecieran papeles, en primer lugar por su desconocimiento del inglés, ya que tenía que aprenderse fonéticamente los diálogos. Incluso, por esos condicionamientos, fue fallido el intento de dirigir una película en 1924 porque no podía dar las instrucciones adecuadas. Su golpe de suerte tuvo logar en 1927 cuando se le ofreció la oportunidad de interpretar a Dracula en una versión teatral, que sería después adaptada al cine, dirigida por Tod Browning, en 1931. Aunque conocido es que rechazó el personaje de la criatura de Frankenstein en la versión de James Whale ese mismo año, prefiriendo otra que no se acabó realizando sobre Quasimodo. Lugosi no volvió a recuperar la popularidad, y además siendo encasillado en papeles siniestros. En su obra habría que destacar 'Satanás' (1934), de Edgar Ulmer, 'La legión de los hombrs sin alma' (1932), de Victor Halperin, 'La isla de las almas perdidas' (1932), de Erle C Kenton, según la obra de HG Wells, 'La isla del doctor Moureau','El cuervo' (1935), de Louis Friedlander, 'La marca del vampiro' (1935), de Tod Browning, 'La sombra de Frankenstein' (1939),de Rowland V Lee. 'Ninotchka' (1939), de Ernst Lubitsch o 'El ladrón de cadáveres' (1945), de Robert Wise. De sus últimas interpretaciones con Ed Wood, remitimos a la obra de Burton, que siempre es un placer revisar (incluidos entusiastas de los jerseys de Angora).
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