miércoles, 9 de junio de 2010
Ida Lupino, mirada a flor de piel
La mirada de Ida Lupino parecía siempre palpitar con unas permanentes ascuas, como si las emociones siempre estuvieran en guardia o a flor de piel, ya fuera la indefensión, la calidez o desesperación, o fuera la sarcástica agudeza, la enérgica insurgencia o la aspereza que dejaba entrever las grietas dolidas. Incluso, aunque interpretara una ciega, como su memorable personaje de la bella 'La casa de las sombras' (1952), de Nicholas Ray. Aunque inolvidable también resulta con su entrañable personaje de 'El último refugio' (1941), de Raoul Walsh, encarnación de ese aliento de vida sin doblez que parece vedado al protagonista encarnado por Humphrey Bogart, o el de la irónica periodista de 'Mientras Nueva York duerme' (1956), un personaje entre mareas, dificil de enjuiciar, ya que su causticidad no es tan cínica como aparenta. O el de la madre de Steve MacQueen en 'Junior Bonner' (1972), de Sam Peckinpah, que protagoniza una de las más hermosas secuencias del cine de éste, aquella cálida reconciliación en las escaleras con su marido, una relación hecha de ascensos y caídas, y en cuyas miradas late lo hermoso de lo compartido y el dolor de las heridas en el camino de su relación. Sin olvidar sus trabajos en obras como la tenebrosa 'El lobo del mar' (1941), de Michael Curtiz, el sugestivo noir 'El parador del camino' (1948), de Jean Negulesco, en la que demuestra su singular talento como cantante de voz 'cascada, 'Pasión ciega' (1941), de Raoul Walsh, 'En tinieblas' (1939), de William A Wellman, 'The big knife' (1956), de Robert Aldrich, 'Private hell 36' (1954), de Don Siegel, 'Peter Ibbetson' (1935), de Henry Hathaway o 'Las aventuras de Sherlock Holmes' (1939), de Alfred L Werker. También habría que olvidar su carrera como directora, con títulos como 'The bigamist' (1953) y 'El autoestopista' (1953), y trabajos para la televisión en los 60 para series como 'Los intocables' o 'El fugitivo'.
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