martes, 8 de junio de 2010
Celia Johnson, la mirada enamorada
Celia Johnson protagoniza uno de los momentos más hermosos que he presenciado en el cine. Aquel, en la extraordinaria 'Breve encuentro' (1945), de David Lean, en el que en su mirada se dibuja la epifanía de un hondo rapto emocional, la eufórica y turbada consciencia de un cautivador hechizo, el del enamoramiento, mientras escucha a Trevor Howard hablar con entusiasmo de su vocación de médico. Un entusiasmo que se corresponde con el hallazgo de otro entusiasmo, el que 'despierta' al personaje de Celia Johnson de su inercial vida. El plano mantenido sobre su rostro, su expresión transida, sus palabras que brotan torpemente como si hubiera perdido pie (aunque es más bien encontralo), es uno de esos momentos únicos en su intensa y pregnante belleza emocional. Celia Johnson había ya trabajado previamente con Lean en 'Sangre, sudor y lágrimas' (1942) y 'La vida manda' (1944), pero a partir de 'Breve encuentro' se prodigó escasamente en el cine, más centrada en la dedicación al teatro. Entre las pocas obras en las que intervino, reseñar la interesante 'I believe in you' (1951), de Basil Dearden, 'El niño y el unicornio' (1957), de Carol Reed o 'La primavera de miss Brodie' (1969), de Ronald Neame.
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