La interpretación de Ann Dvorak como la hermana del gangster protagonista de 'Scarface' (1931), hizo temblar los muros de la censura, sorteándolos. En sus miradas y sus gestos se insinuaba esa atracción incestuosa entre ambos hermanos, que a Scarface llevaba a esa conducta desaforadamente celosa y posesiva. Dvorak fue encasillada en ese tipo de papeles durante los treinta, ese de la chica perdedora, con más matices como personaje, que acaba muriendo, mientras el héroe se queda con la menos compleja y más convencional heroina. Entre sus obras, destacar 'Doctor Socrates' (1935) de William Dieterle o 'La vida privada de Bel Ami' (1947).
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