martes, 4 de mayo de 2010

Sean Connery, la serena embriaguez

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¿Cómo no va a disfrutar Sean Connery de tan plácida siesta tras haber gozado de tan grata 'compañía?. El hombre que aportó un toque de distinción a la mediocre serie Bond, tiene una amplia filmografía en la que abundan excelentes interpretaciones y en la que destacan grandes obras como 'La ofensa' (1972) o 'La colina' (1965), ambas de Sidney Lumet, 'Odio en las entrañas' (1970), de Martin Ritt y 'Marnie, la ladrona' (1964) de Alfred Hitchcock. Estimulantes son 'El primer gran asalto al tren' (1980) de Michael Crichton, 'Un loco maravilloso' (1966) de Irvin Kershner, ' Atmósfera cero' (1980), de Peter Hyams o 'Robin y Marian' (1976) de Richard Lester, y también son de interés 'El viento y el león' (1975), 'Supergolpe en Manhattan' (1972) y 'Asesinato en el Orient Express' (1974) ambas de Lumet, 'Los héroes del tiempo' (1981) de Terry Gilliam, y la muy sobrevalorada ' El hombre que quería ser rey' (1975) de John Huston. En los 80 su carrera pasaría por una crisis, en la que recurrió, tras más de una década sin interpretarlo, al personaje de Bond, en la que es la más interesante que rodó de esa serie, 'Nunca digas nunca jamás' (1983) de Irvin Kershner. Recuperaría el pulso del éxito con la discreta 'El nombre de la rosa' (1986) de Jean Jacques Annaud y la horrenda 'Los intocables' (1987) de Brian de Palma, que le posibilitó el Oscar. A partir de entonces sería su presencia lo más destacable en una serie de obras de escaso o discreto interés, en las que las más interesante son 'Negocios de familia' (1988) de Sidney Lumet y 'Los últimos días de Eden' (1992) de John McTiernan, con quien rodó la también apreciable 'La caza del Octubre rojo' (1990). Mejor olvidar la penosa 'Indiana Jones y la última cruzada' (1989) de Steven Spielberg. Más aceptables son sus dos últimas obras 'Descubriendo a Forrester' (2000), de Gus Van Sant y 'La liga de los hombres extraordinarios' (2003), de Steve Norrington.

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