lunes, 10 de mayo de 2010

Robert Ryan, el actor ilustre e ilustrado

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Robert Ryan es, para mi gusto, uno de los actores más admirables, complejos y versátiles, que ha transitado la pantalla cinematográfica. Y, probablemente, en pocas filmografías se pueden encontrar tal número de grandes obras, y otras tantas notables. Por añadidura, es una de las personalidades más interesantes fuera de la pantalla. Este actor que aspiraba a ser autor teatral, fue campeón de boxeo como peso pesado en sus años universitarios, trabajó como albañil, echando carbón en las calderas de un barco rumbo a África o domando caballos en Montana. Ya en el mundo del cine fue una de las figuras de más marcada mentalidad progresista y más combativas en causas liberales. Nicholas Ray declaró que quiso aprovecharse de la tensión entre dos mentalidades tan contrapuestas, la suya y la de John Wayne, en el rodaje de 'Infierno en las nubes' (1951). Ryan fue de los que de modo más explicito se enfrentó al 'Comité de actividades antinorteamericanas' en la nefasta 'Caza de brujas', saliendo en defensa de los 'Diez de Hollywood' que fueron condenados a prisión por negarse a declarar ante el Comité. Ryan,tiempo después, comentaría que quizá a él no lo acusaron por haber sido marine, católico e irlandés. También fue uno de los fundadores de una organización, SANE, contra la actividad nuclear, y fue integrante de otra organización que luchaba por la defensa de libertades civiles. Su lanzamiento como actor fue, en primera instancia, en el teatro, con la obra de Clifford Odetts, 'Clash by night' en 1940, que luego interpretaría en el cine con Fritz Lang, 'Encuentro en la noche' (1952), una de sus mejores creaciones y una gran obra maestra. En el cine, tras iniciarse antes de la guerra, y tener que servir unos años en la guerra como instructor, su espaldarazo fue con 'Encrucijadas de odios' (1947), de Edward Dmytryk. A partir de entonces crearía grandes personajes, héroes o villanos, o entremedias. Seguramente, con sus obras se podría hacer un ciclo de lo más exquisito. Aparte de las ya citadas, 'Nadie puede vencerme' (1949), que consideraba su obra favorita, y 'Apuestas contra el mañana' (1959), dos de las más destacadas obras de Robert Wise;'La casa de las sombras' (1950), de Nicholas Ray, 'Grupo salvaje' (1969), de Sam Peckinpah; 'Berlin express' (1948), de Jacques Tourneur, 'Colorado Jim' (1953), 'Los diablos de la colina de acera' (1957) y 'El pequeño acre de Dios' las tres esplendidas obras de Anthony Mann; 'Atrapados' (1949), de Max Ophuls, The iceman cometh (1973) de John Frankenheimer; 'Los profesionales' (1966) de Richard Brooks; 'Conspiración de silencio' (1955), y 'La hora de las pistolas' (1967), ambas de John Sturges; 'Day of the outlaw' (1959), de Andre De Toth; 'Billy Budd' (1962), de Peter Ustinov, ; 'Act of violence' (1949), de Anatole Litvak, a las que se pueden añadir obras notables o apreciables como 'La casa de bambú' (1955), de Samuel Fuller; 'La mujer en la playa' (1948), de Jean Renoir; 'Los implacables' (1955), de Raoul Walsh; 'El soborno' (1951), de John Cromwell, 'Horizontes del oeste' (1953), de Budd Boetticher, 'Doce del patíbulo' (1967) de Robert Aldrich, 'Acción ejecutiva' (1973) de David Miller o 'Compañero de mi vida' (1943) y 'La batalla de Anzio' (1968) ambas de Edward Dmytryk.

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