viernes, 16 de abril de 2010
John Carpenter y los vampiros de un western
John Carpenter instruyendo en las artes vampíricas a Thomas Ian Griffith, el inquietante Señor vampiro Jan Valek, sacerdote siglos atrás que, poseído por demonios, fue convertido en el primer vampiro conocido. Carpenter, que realizó con 'Vampiros' (1998) una de las mejores aproximaciones en las últimas décadas al mito vampirico con esta irreverente, mordaz y vigorosa obra, estaba considerando en aquellos momentos el dejar de rodar películas porque empezaba a no resultarle divertido. Pero le ofrecieron este proyecto que suscitó su entusiasmo. Combinando elementos de los dos guiones que le mostraron, de la novela de John Steakley y aportaciones propias, tenía claro que debía ser un western disfrazado de película de terror, conjugando el estilo de 'Grupo salvaje' de Peckinpah, y el espíritu de 'Rio Rojo' de su admirado Hawks, su principal influencia cinematográfica. Además, quería rehuir la caracterización de los vampiros como figuras góticas románticas, retratándoles más bien como criaturas salvajes de feroz brutalidad (en un duelo de bárbaros con el 'grupo salvaje' que comanda el gran James Woods, y con la mezquina presencia del representante eclesiástico que interpreta Maximilian Schell como el tercer y más corrupto vértice de esta perversa y sombría trinidad). En suma, una de las más grandes obras de John Carpenter, de arrolladora vitalidad y salaz, y muy procaz, ingenio.
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