Jeanne Crain fue un actriz con más méritos de los reconocidos, encasillada en papeles de la guapa 'chica de la puerta de al lado', pero que demostró ser capaz de crear personajes con más recovecos, como la ranchera de 'Una pradera sin ley' (1955) de King Vidor. Merecen ser recordados sus colaboraciones con Joseph L Manckiewicz en las notables 'Murmullos en la ciudad' (1951) y 'Carta a tres esposas' (1949), Otto Preminger en las sugerentes 'El abanico de Lady Windermare' (1949) y 'Centenial summer' (1946), Elia Kazan en 'Pinky' (1949), John M Stahl en la turbadora 'Qué el cielo la juzgue' (1946) o Russell Rouse en un excelente western, 'The fastest gun alive' (1956), junto a Glenn Ford.
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