miércoles, 7 de abril de 2010
Gunga Din
'Gunga din' (1939), de George Stevens, es, de entrada, una muestra de cómo el cine de aventura colonial estaba muy en boga a finales de los años treinta, junto a títulos como 'Las cuatro plumas' (1939), de Zoltan Korda, 'Beau Geste' (1939), 'La carga de la brigada ligera' (1936), de Michael Curtiz, o, con las que guarda más relación o similitudes, 'Tres lanceros bengalíes' (1935) y 'La jungla en armas' (1939), ambas de Henry Hathaway. 'Gunga din' es la que apuesta de modo más decidido por insuflar la acción con rasgos de comedia, en bastantes momentos de cariz disparatado (no es de extrañar que en primera instancia fuera Howard Hawks el director encargado del proyecto, pero fue, por lo que parece, desestimado por haber sido muy lento en el rodaje de 'La fiera de mi niña; ironías: Stevens aún lo sería más con 'Gunga din'). Los tres sargentos protagonistas se lo toman todo con cierto desapego, un tanto marrulleros e indisciplinados ( la presentación del trío es dándose de tortas con otros soldados que les habían timado con un supuesto mapa de un tesoro), en especial Cutter (Cary Grant), quien es el que les había metido en ese fregado a sus dos compañeros, McChesney (Victor McLaglen) y Ballantine (Douglas Fairbanks).
Como contraste cada uno tiene su particular vínculo afectivo: McChesney con un elefante (a retener la secuencia en la que tiene que darle un jarabe); Ballantine a su prometida,Emmy (Joan Fontaine) con la que se va a casar cuando en nueve días abandone el servicio, y Cutter con Gunga din, el aguador del regimiento, al que complace en sus sueños de ser un soldado más dandole 'clases de instrucciones'. El ritmo es casi frenético, con abundantes planos cortos (o saltos de tipo de plano en el montaje bastante abrupto), desde el sintético prologo, con un buen uso del fuera de campo, en el que los thuggs (adoradores de la diosa Kali) asaltan a un pelotón en la noche (tras ver cómo se abalanzan sobre los soldados dormidos, la cámara encuadra a los agitados caballos mientras oímos los gritos), y al puesto en un retirado pueblo (el soldado está mandando un mensaje por telégrafo cuando ve entrar a los thugs; el siguiente plano es el de quien lo recibe que aprecia que ya no llega más mensaje).
El tono llega a ser burlón y desorbitado, como las acciones de Cutter y McChesney para impedir que Ballantine se retire ( la hilarante secuencia en la que echan el brebaje del elefante en el ponche de la fiesta para lograr que lo beba su sustituto; aunque antes McChesney deberá evitar que sus superiores lo beban introduciendo su manaza en el ponche en busca de una supuesta mosca); o la huida de la cárcel de Cutter con ayuda de Gunga Din y el elefante. En la parte final ya se engola un poco la voz , pero tampoco demasiado, en el enfrentamiento de los tres sargentos en el seno del templo de los thugs, con el gesto sacrificial de Gunga Din, al que se homenajea sentidamente en las secuencias finales, con la aparición del mismo Rudyard Kipling (autor del poema en el que se inspiró la película).
Entre los guionistas de 'Gunga Din' (1939) se encuentran Hecht y McArthur, autores de la obra de la cuál Howard Hawks realizó una de sus versiones un año después, 'Luna nueva'. Del mismo modo que los dos sargentos se esfuerzan por impedir que su compañero abandone el ejercito, en la de Hawks, el personaje de Grant hacía todo lo posible para que su ex esposa dejara el periodismo (y además se casara con otro). De 'Gunga Din' se hizo una versión poco afortunada en 1961, con Sinatra, Sammy Davis jr y Peter Lawford (sin la gracia del trio originario) a las ordenes de John Sturges en una de sus obras menos inspiradas.
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