Charles Laughton y Robert Mitchum, antes de entregarse a alguna placentera comilona, disfrutan, sonrientes, como aperitivo, de algún perverso pasaje de la novela 'La noche del cazador', que el primero convirtió en una de las más grandes y singulares obras realizadas, y para la que el segundo creó una de las interpretaciones más admirables vistas en una pantalla.
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