miércoles, 8 de septiembre de 2010
Paso al Noroeste
En un momento dado de 'Paso al noroeste' (1940), de King Vidor, un personaje, Marriner (Walter Brennan), señala con perplejo asombro que han subido unos botes por una escarpada ladera donde ni las cabras transitan y que han cruzado, haciendo una cadena humana, los peligrosos rápidos de un río donde ni los peces nadan. Definen muy bien a una obra que materializa algo inusual de ver hoy en día, la narración de una genuina aventura que es esforzada odisea, superación de continuos escollos e imprevistas adversidades, con una crudeza y fisicidad poco habitual entonces y hoy en día, con la excepción de 'Master and commander' (2002), de Peter Weir. Obras como 'Objetivo: Birmania' (1945), y su variación, 'Tambores lejanos' (1951), ambas de Raoul Walsh incidieron en semejante trance, al borde del via crucis, y con el mismo dinámico a la par que descarnado sentido de la aventura. La acción se ubica en 1759, cuando lo que sería Estados Unidos era aún una colonia británica, aún en lucha con los franceses. El objetivo de la misión, que realizan los rangers, comandados por Rogers (Spencer Tracy), es sortear a los franceses y sus aliados indios para alcanzar las tierras de la tribu Akenabi,que han estado realizando incursiones violentas, de una crueldad desorbitada, en territorio ingles, y acabar con ellos.
Vidor narra implacable e impecablemente, los diversos trances que deben superar, como los ya citados, tanto en la ida como en el retorno. Otro punto de interés es el retrato del lider, Rogers, del que no están exentos claroscuros (en el cual también se pueden ver antecedentes del Aubrey que incorpora Russell Crowe en la citada obra de Weir), quien tiene que mantener la determinación, a veces de modo inclemente, como cuando tienen que abandonar en su trayecto a los malheridos o cuando tiene que enfrentarse a las protestas de sus hombres cuando el hambre se hace cada vez más insoportable (pero cazar implicaría exponerse a que fueran advertidos por franceses o indios): en este sentido es elocuente el destino de los cuatros grupos en que se dividen cuando Rogers tiene que plegarse a sus necesidades. Como enriquecedor contrapunto están Towne (Robert Young) y Marriner, con quienes nos introducimos en la narración, dos personajes que se han enfrentado a la autoridad, y han tenido que abandonar la ciudad.
Marriner no es presentado sufriendo un castigo público, y Towne retornando de la universidad de la que ha sido expulsado por enfrentarse al rector, y encontrándose con escasa receptividad por querer salirse de la norma y querer ser pintor, aparte de no callar en sus críticas a las autoridades de la ciudad. Este contrapunto sirve para amplificar el retrato de Rogers, sin idealizarlo y con sus claroscuros, o cómo puede suscitar una admiración alguien con reales condición de lider, que tiene que dejar a veces de lado la compasión o sabe ser flexible a las peticiones de sus hombres ( aunque luego se vea que él tenía razón). Para realizar gestas como las de estos hombres, se necesitan una voluntad, un carácter y una determinación como la de Rogers, porque es la estirpe de hombre que será capaz de luego alcanzar territorios desconocidos como el paso al noroeste, el que une el Pacífico y el Atlántico, una voluntad empecinada que sepa hacer de tripas corazón, y siempre con una capacidad resolutiva ante cualquier adversidad en una odisea llena de peligros.
'Paso la Noroeste' (Northwest passage, 1940), de King Vidor, es una vigorosa obra de aventuras en el paisaje del western, que posee el aliento de la gesta, no exenta de sus aspectos crudos y sombríos. Un notable guión de Lawrence Stallings y Talbot Jennings, que adaptan la novela de Kenneth Roberts, que en su momento sorprendió por esa descarnada inmediatez, y con una admirable fotografía de William Skall y Sidney Wagner. Otra de las grandes obras de KiNG Vidor, pionero del cine que sabe retratar el espiritu pionero con un sentido tan realista como exultante, que ya es raro de ver hoy en día.
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